Shred the Patriarchy
Chantal Pinzi
El proyecto Shred the Patriarchy se centra en las historias de algunas mujeres marroquíes que practican el skate a pesar de las duras repercusiones sociales y familiares que sufren por elegir esta práctica aún no aceptada en la sociedad marroquí.
La reputación internacional de Marruecos como país reformista y progresista sigue siendo contradictoria en lo que concierne a las mujeres, que continúan enfrentándose a importantes obstáculos. Su participación social, económica y política, así como en el ámbito deportivo, sigue estando minimizada o completamente negada.
El skateboarding no es una excepción. Si eres mujer no deberías practicarlo. Me pareció muy importante descubrir las voces de esas pocas mujeres que decidieron romper las reglas no dichas y hacer skate a pesar de ser juzgadas y castigadas por su espíritu rebelde, transformando el skate en una forma de resistencia al patriarcado. Las mujeres ya no pueden aceptar ser lo que la sociedad quiere que sean: criaturas de debilidad.
Podría documentar cómo la subcultura del monopatín puede ser una herramienta para promover el empoderamiento y la inclusión social, especialmente para las chicas que tienen tan pocas oportunidades de expresarse y comunicarse libremente.
Muchas de estas mujeres se criaron con padres conservadores. Lo más importante era convertirse en una buena musulmana, el resto no era importante. Sus sueños y sus voluntades, en particular el patinaje, han sido oprimidos por un sistema que no comprende los beneficios y la importancia de valores como la aceptación, la empatía y la unidad que se comparten dentro de la comunidad del patinaje.
En un parque de skate, las niñas y niños de distintas procedencias pueden jugar juntos con seguridad, creando lazos que trascienden las diferencias de color, religión y origen social. Pero los estereotipos que han hecho del monopatín un dominio de género obligan a estas mujeres a hacer una elección radical entre sus tradiciones y la subcultura que las obliga a abandonar los muros de sus hogares para vivir la vida que ellas mismas han elegido. Las mujeres que conocí y sus historias son valientes ejemplos de cómo un objeto aparentemente sencillo, un trozo de madera con ruedas, les permite realizar y confirmar sus identidades al darles la capacidad de levantarse cada vez que caen en la vida, igual que hacen cuando se caen de un monopatín.