El deporte representa un estilo de vida y, como tal, nos ayuda a relacionarnos con otras personas. Mejora nuestro estado anímico y facilita en cierta medida nuestro día a día.
Pero además existe un gran número de personas en riesgo de exclusión social para el que cualquier actividad deportiva puede servirles como mecanismo de inserción social. Para los niños y jóvenes el acceso al deporte les ayuda a relacionarse con otras personas, mejora la autoestima y les permite un cambio en la forma de plantearse sus vidas.
Conscientes de ese poder del deporte, la Fundación Esperanza Pertusa se une a la alianza que mantienen el Elche Club de Futbol, el Rotary Elche-Illice y el de Orihuela para que 40 niños puedan jugar al futbol y así mejorar el rendimiento escolar y el absentismo.
“Llevamos tres años desarrollando el proyecto. Los profesores me llaman a menudo para contarme cómo está mejorando el rendimiento escolar de estos chicos desde que juegan al fútbol. Es innegable que el deporte ha mejorado su autoestima y les ayuda a desarrollar habilidades personales” explica José Miguel Lledó, responsable del proyecto en el Rotary Elche-Illice. “Si conseguimos con esta actividad ampliar sus oportunidades en la vida nos damos por satisfechos”, añade.