Anna Ferrer, viuda del carismático Vicente Ferrer y presidenta de la Fundación a nombre de su marido, ha compartido con los empleados de Gioseppo alguno de los principios que le han llevado a reducir la pobreza en la India. “No hay nada imposible y con pasión se puede lograr todo”.

La presidenta de la Fundación Vicente Ferrer, Anna Ferrer, ha visitado las instalaciones de la empresa Gioseppo donde ha mantenido un encuentro con todos sus empleados. Esta visita se realiza en el marco del convenio de colaboración que la Fundación Esperanza Pertusa de la firma Gioseppo mantiene con la Fundación Vicente Ferrer para mejorar las condiciones de vida de las mujeres en la India rural.

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“Nosotros pusimos en marcha nuestra fundación como vosotros vuestra empresa, desde cero. Y a lo largo de los años creo que tienen más fuerza y espíritu quienes empiezan desde abajo”, asintió Anna Ferrer. “Mi marido Vicente Ferrer nos demostró que erradicar la pobreza en el mundo es posible. Y con pasión se consigue cualquier cosa en la vida”, añadió.

Para Anna Ferrer, trabajar para erradicar la “no es sólo una cuestión de técnica sino que es una acción espiritual. Y eso nos hace fuertes”.

Anna Ferrer explicó el trabajo que desde su Fundación se desarrolla en la India, concretamente en Anantapur. “Antes las personas de casta baja vivían en la oscuridad. Ahora pueden mirar a los ojos a alguien de una casta superior. Hoy en la India las personas viven con esperanza de lograr un futuro mejor para sus hijos, algo que hace años no era posible”, subrayó.

La presidenta de la Fundación Esperanza Pertusa, Esperanza Pertusa, destacó el papel de Anna Ferrer en la lucha por los derechos de las mujeres, un eje de acción que también es muy destacado en la labor de la fundación de Gioseppo.

Concretamente la Fundación Esperanza Pertusa colabora con el Programa “De Mujer a Mujer”. El programa permite que las mujeres de los sanghams puedan tener una cuenta de ahorro a su nombre que va aumentando cada mes. Al finalizar el programa al cabo de siete años, las mujeres se convierten en las propietarias de un pequeño capital, lo que no sólo les permite ganarse el respeto de sus familias y de la sociedad, sino que además les garantiza su seguridad y autonomía. Ellas son quiénes deciden cómo y para qué emplear esos ahorros, con el acompañamiento y asesoramiento continuo de la Fundación Vicente Ferrer. Además parte de la contribución se destina a fortalecer el papel activo de las mujeres en la sociedad.