El 3 de junio el tiempo se paró para los habitantes de Guatemala, a las 11 de la mañana el volcán Fuego, uno de los más activos de América Central, produjo una erupción que envío gases, cenizas y fragmentos de roca a zonas cercanas al volcán. Más de 1,7 millones de personas se vieron afectadas por las consecuencias de la erupción y las poblaciones que se encontraban en un radio de 20 kilómetros tuvieron que ser evacuadas y muchos de sus habitantes siguen fuera de sus hogares.

Dos meses después de la erupción del volcán Fuego, la población de Guatemala sigue en estado de emergencia. Las personas desplazadas y las poblaciones cercanas a las zonas más afectadas se encuentran con la contaminación del agua y el aire por el azufre que desprendió del volcán.

Además, los investigadores predicen riesgos a medio y largo plazo, como podrían ser los desplazamientos de tierra debido a las fuertes lluvias y el peligro inminente de un terremoto. La solidaridad internacional ha sido la principal ayuda que han tenido los guatemaltecos y guatemaltecas, voluntarios y trabajadores de ONGs de todos los países acudieron a la llamada de auxilio.

Entre esas organizaciones Coopera ha desplegado un plan de urgencia en el país, que trabajan en Guatemala junto a esta ONG ayudan a coordinar la acogida y posterior atención de las personas desplazadas y les ofrecen alimentación y productos de higiene básica, además de mascarillas para prevenir intoxicaciones y ropa. 

Coopera desarrolla su intervención directa con personal local propio y con varias parroquias de la zona que ofrecen refugio y ayuda a las personas desplazadas. Adolfo Marroquín es uno de los locales que colabora con la ONG, desde San Andrés Itzapa en Chimaltanengo cuenta que al principio “las personas que llegan al refugio sufren episodios de estrés, por lo que la asistencia psicológica en estos primeros meses es imprescindible”. Adolfo explica que la colaboración internacional es el principal motor para que la situación mejore, pero que “muchas personas que llegan como desplazados se implican en los trabajos de ayuda”.

Desde la Fundación Esperanza Pertusa queremos ayudar a que la ciudadanía guatemalteca consiga salir de esta crisis de la mejor forma posible y por ello colaboramos activamente con Coopera y sus proyectos en Guatemala, para que consigan sobreponerse a esta situación límite.

 

 

Con este proyecto estamos contribuyendo al Objetivo de Desarrollo Sostenible 10 con el cual se pretende  fomentar la asistencia para el desarrollo para las regiones que más lo necesitan para así frenar el aumento de desigualdades.